A cambio de protección, arranqué mis plumas de vuelo –
Un pájaro en una jaula…
La luna se torna llena, luego mengua, disminuyendo con el tiempo;
La luz de las estrellas traza la silueta de alas.
¿Cuánto tiempo te he estado sintiendo desde el otro lado de esta jaula?
Cuanto más canto con el más puro clamor,
Más impenetrable se vuelve este castillo.
El veneno que gotea de esta flor,
Sana la desecación de su raíz,
¡Una salpicadura de instinto brota en esta jaula!
Sabes, aún si no eres un ángel,
Quiero ser un pájaro en la mano,
Manteniéndote siempre cálido –
Es por eso que estoy durmiendo aquí en esta cuna…
Esta lluvia, a la que me acerco mientras recorre mi piel,
Limpia la suciedad encestada en cada grieta.
El color de la existencia demostrada está fluyendo abundantemente;
Pateando aquel lodazal a mis pies,
Me esforzaré por liberarme de este pequeño marco.
Perdí el rastro de aquella flor que le confié al viento –
De seguro florecerá en un lugar lejano…
Una vez que abra esta jaula,
Espero que te dirijas allí también.
Abriendo incontables puertas cerradas, numerosas como mis soledades,
Desearé descansar mis alas sobre tus hombros.
Sabes, aún si me fuese a dar cuenta que podría volar libremente,
Como un pájaro en tu mano,
Aun estaré cantando a tu lado.
Así que, con la calidez en esa mano,
Acaríciame – entréname…