Tú mirabas al cielo, tan contenta.
Justo más allá de la Torre de Tokio,
Un iris formó su arco.
Entonces me besaste en la mejilla.
Sorprendentemente, recuerdo un montón de cosas,
Hasta lo que sé que nunca más volverá.
Acabo buscando sus trazas acá y allá.
La canción que solías silbar solo para mí
Tenía la más pequeña pizca de triste, una melodía que estruja el corazón.
Me digo una y otra vez:
La tristeza es solo pasajera.
Vivo la misma clase de días
Que antes siempre solía.
Para que ambos podamos buscar nuestra propia felicidad…
Para que yo pueda seguir siendo yo mismo…
Oh, yo debo irme.
Oh, yo debo irme.
Me di cuenta de que, fuera la música que fuera,
Por muy emocionante o popular que fuese la película,
Nada de eso podía compararse con tu sonrisa.
Ey, ¿todavía recuerdas ese arcoíris?
No me importa decirlo con convicción:
Fuiste tú quien me enseñaste
El orgullo de vivir mi vida por otro.
Si cuanto más se debilita una persona,
Más cosas tiene para proteger,
Entonces seguro que yo me he vuelto más fuerte
Desde aquel día.
Para que ambos podamos buscar nuestra propia felicidad…
Para que tú puedas seguir siendo tú misma…
Oh, tú deberás irte.
Dentro de nuestros corazones
Todos cantamos una canción llamada “Tristeza”.
Tiene la más pequeña pizca de melancólica,
Una melodía que nos hace extrañar a alguien.
Me digo una y otra vez:
Los buenos tiempos son solo pasajeros.
De manera un tanto fría
He amasado la sabiduría para sobrevivir.
Para que ambos podamos buscar nuestra propia felicidad…
Para que yo pueda seguir siendo yo mismo…
Oh, yo debo irme.
Oh, yo debo irme.
Oh, tú deberás irte.
Oh, tú deberás irte.