No tengo pasado al que volver la mirada, desde el día que retiré la mano…
Día tras día me he dicho a mí misma que no tengo nada que perder.
La luna navega a la deriva en silencio, iluminando cualquier clase de oscuridad,
Extendiendo su poderosa luz hacia el futuro; no quiere perder.
Un sueño infinito… una agitación en mi pecho… me recorre el cuerpo.
Incluso el dolor será mi fuerza, al descender por la senda en que creo.
La fiebre que me empuja adelante, me llevará hasta el mundo que he imaginado.
Lo que retiene mi mano… es la debilidad que creía haber confinado,
Mientras la llama encerrada en mi corazón amenaza con escapar una y otra vez.
Supongo que podrías llamarme obstinada,
Cuando cuanto más intento esconder mis cicatrices,
Más sopla un gélido viento sobre el incurable vacío en mi pecho…
Palabras sin voz desconocedoras de límites llenan el cielo de la noche,
Efímeras como brillante polvo estelar, gritando y gritando.
Como mínimo, sé lo que he sacrificado hasta aquí,
Y no hay vuelta atrás.
Siento como si ya casi lo alcanzara… pero, ¿de qué estoy asustada?
Un sueño infinito… una agitación en mi pecho… me recorre el cuerpo.
Incluso el dolor será mi fuerza, al descender por la senda en que creo.
La fiebre que me empuja adelante, me llevará hasta el mundo que he imaginado.
Mantenerme siempre fuerte; es lo que había decidido,
Pero siento algo rozándome la mejilla…
… ¿puedo permitirme llorar solo por hoy?