¡Caminad, caminad, caminad, empleados de oficina! ¡Montad vuestras bicis cual tanques, amas de casa!
¡Batallando con vuestro yo interior, adelante, soñadores! ¡Los tacones altos son amigos vuestros, señoras oficinistas!
Es bueno ir contentilla, ¡pero tu mano sigue acercándose a ese delicioso licor!
Es bueno parecer natural, ¡pero tu grueso maquillaje no hace más que acumular capas!
¡Quiero poseerlo! ¡Quiero sentirme completa! ¡Qué bien sienta! ¡Pero un paso en falso y adiós, muy buenas!
Ya deberíamos saberlo por los antiguos cuentos de congoja: ¡la avaricia al final siempre será castigada!
“¡No me juzgues! ¡No me juzgues!”
Un segundo, ¿no se te han subido un poco los humos a la cabeza?
“¡No me juzgues! ¡No me juzgues!” ¿Tan orgulloso eres que te taparás los oídos sin más?
Es bueno dejarse obsesionar, pero tú te vuelves innecesariamente más y más testaruda.
Es bueno ser un poco torpe, pero tú procuras constantemente ser una mujer calculadora.
Presuntuosa. Acogedora. Refinada. Tu orgullo se quiebra fácilmente.
Ya deberíamos saberlo por los antiguos cuentos de congoja: ¡las adversidades son la auténtica fuente de la empatía!
“¡No me juzgues! ¡No me juzgues!”
Un segundo, ¿no se te han subido un poco los humos a la cabeza?
“¡No me juzgues! ¡No me juzgues!” Adulta patética, ¡ahora sanseacabó!
“¡No me juzgues!” ¡¡No!!
¡Hey, hey! ¡Los niños te observan! Antes de que te lances de cabeza…
¡Hey, hey! ¡Los niños te observan! Todavía no has conquistado los demonios de tu interior.
¡Hey, hey! ¡Los niños te observan! Si bajas la guardia, ese espacio quedará todo manchado de negro.
¡Hey, hey! ¡Los niños te observan!
La luz de los focos está bien, pero, ¿no crees que la mejor luz es la que se filtra por entre los árboles?
Aún hoy camináis, empleados de oficina. Vuestras sonrisas son uno más de vuestros tanques, amas de casa.
El montón que habéis apilado es una joya preciosa, soñadores. Aún hoy sois hermosas, señoras oficinistas.
¡Caminad, caminad, caminad, empleados de oficina! ¡Montad vuestras bicis cual tanques, amas de casa!
¡Batallando con vuestro yo interior, adelante, soñadores! ¡Los tacones altos son amigos vuestros, señoras oficinistas!
Es bueno ir contentilla, ¡pero tu mano sigue acercándose a ese delicioso licor!
Es bueno parecer natural, ¡pero tu grueso maquillaje no hace más que acumular capas!
¡Quiero poseerlo! ¡Quiero sentirme completa! ¡Qué bien sienta! ¡Pero un paso en falso y adiós, muy buenas!
Ya deberíamos saberlo por los antiguos cuentos de congoja: ¡la avaricia al final siempre será castigada!
¡Hey, hey! ¡Los niños te observan! Si bajas la guardia, ese espacio quedará todo manchado de negro.
¡Hey, hey! ¡Los niños te observan!
La luz de los focos está bien, pero, ¿no crees que la mejor luz es la que se filtra por entre los árboles?