Con el tiempo, hasta el aroma del viento se había vuelto cosa del otoño.
Se me ocurrió cuando te vi de espaldas llevando tu rebeca.
El verde del parque empezó a perder su follaje
Cuando una de sus hojas aterrizó en mi cartera.
Es como un tique
Que nos entregó Dios.
“Pero, ¿dónde demonios se supone que hemos de ir?”
Pienso, mirando la hoja.
El rojo intenso de la puesta de sol es hermoso, desgarrador, sin embargo.
Sería muy bonito que el tiempo pudiera detenerse justo ahora.
Es como un tique
Que nos entregó Dios.
Pero, ¿de qué podría ser recompensa
Cuando hoy nos hemos peleado?
Es como un tique
Que nos entregó Dios.
Tú aún no te has dado cuenta
Del regalo que nos han ofrecido.
Con el tiempo, hasta el aroma del viento se había vuelto cosa del otoño.
Viendo que tenías frío, fui corriendo a tu lado y te cogí la mano.